jueves, 15 de octubre de 2009

La última nota de Gilda

Gilda

El 7 de septiembre de 1996, un camión de origen brasileño salió de su carril y chocó de frente contra un ómnibus que transportaba a una banda de música tropical. En el accidente falleció Miriam Bianchi, junto a su madre, su hija, tres músicos y el chofer. Fue el final de la vida de Gilda y el comienzo de un negocio perfecto y bastante bizarro que incluye discos póstumos falsos y proyectos cinematográficos truncos o desaparecidos.

DOBLE GATO POR LIEBRE. Apenas un año después, la compañía discográfica Leader Music editó el disco titulado Entre el cielo y la tierra, con algunos temas grabados por la vocalista antes de su muerte, del que se vendieron miles de copias. Fue una especie de collage sonoro, con apenas cinco temas en estudio, otros dos registrados en vivo y la participación de Tormenta, Antonio Ríos y el Grupo Green.

El producto se difundió con alto impacto: el productor musical y tecladista Juan Carlos “Toti” Giménez, dijo que los temas habían sido encontrados en el lugar del accidente, sobre la banquina del kilómetro 129 de la ruta 12. Era un casete en el que Gilda había grabado llamado “No es mi despedida”, como una escalofriante premonición.

En realidad, la creación no fue un presagio, sino el regalo de la cantante a un grupo de fanáticas que acompañaron a la banda durante toda su gira por Bolivia.

Para el trompetista Dani de la Cruz, la famosa historia del casete no fue más que un negocio inventado por Giménez, quien figura como autor de la canción. “Fue una cuestión de marketing”, asegura el músico peruano de la banda, que trabajó en La Nueva Luna, La Repandilla y que hoy forma parte de Damas Gratis.

En ese mismo año la discográfica organizó el “Tributo a Gilda”, un recital en el teatro Astros, cuya entrada se acondicionó como un museo dedicado a la ídola. Allí actuaron los mismos artistas que figuran en el disco, más el show de Los Gorilas, la nueva banda armada por Toti. “La entrada costaba 50 pesos y a los clubes de fans nos dejaron afuera”, recuerda indignado Claudio Milano, presidente del club “No me arrepiento de este amor”.

Otra discográfica, Magenta, también tenía su kiosquito preparado. Pese a que solo había editado el primer larga duración de la banda en 1993, sacó a la venta Un sueño hecho realidad, un disco en vivo donde la vocalista compartía escenario junto a Gladys “La Bomba Tucumana”, Daniel Agostini y Miguel “Conejito” Alejandro, entre otros artistas tropicales.

Pero tampoco era lo que se anunciaba: se trataba de una recopilación de temas de la etapa de Miriam como cantante del grupo Crema Americana. Ella nunca había cantado a dúo, pero los hermanos Kirovsky –a cargo del sello– lograron conjurar lo sobrenatural. En Estados Unidos agregaron sonidos de público en vivo, mezclaron las voces y posibilitaron el contacto con el más allá.

IMÁGENES PERDIDAS. Hay un documental de la productora Secretos Musicales, formada por un grupo de estudiantes de cine junto a Leopoldo Tiseira, sobrino del fallecido guitarrista. La Banda de Gilda retrata los años de la agrupación y critica con dureza a Toti Giménez. Se estrenó en el verano de 2007 en el hotel Bauen y no se ha vuelto a ver.

La película en la que actuaría Natalia Oreiro quedó en la nada. Pese a los anuncios realizados en los medios, ni el director Mariano Mucci, ni el productor Luis Barone comenzaron su trabajo. Allegados a la banda afirman que el film fue una iniciativa de Toti, pero que ahora los derechos están en manos de Fabricio, hijo de Gilda, quien ya cumplió 21 años.

MÚSICOS A LA DERIVA. Mientras tanto, María La Rosa la pasaba mal en Avellaneda. Su marido Raúl, que tocaba las tumbadoras en la banda, había muerto en el accidente. Ella se quedó sin una fuente de ingreso y con su hijo, Jordan, de apenas un año de edad. “Tuve que salir a trabajar y dejar a mi niño con los vecinos”, cuenta.

Como Raúl, el timbalero Manuel Vázquez llegó a la Argentina desde Perú para trabajar en la bailanta. En el choque sufrió una luxación de cadera y estuvo dos meses internado. Ahora está desocupado.

Gilda ya se había convertido en santa popular para los miles que creían en sus milagros. Los fanáticos montaron un templo en el mismo lugar del accidente con el fin de homenajearla, pero rápidamente se transformó en un gran puesto de venta de productos. “Los buscas siempre van donde se junta mucha gente. Parecía la feria de La Salada”, dice Carlos Maza, actual cuidador del santuario.

Edwin Manrique, bongosero de la banda, recuerda la única vez que se acercó al lugar: “Vendían estampitas y rosarios. Hasta alfajores con su cara”, rememora. Y dice que todo el mundo hizo negocios con el nombre de ella, todos menos los protagonistas de la historia.

miércoles, 14 de octubre de 2009

No es mi despedida


Unos días antes del viaje a Chajari cambió la letra de No es mi despedida que luego sería un gran éxito para sus fans. En ese tema anticipaba su partida y les decía adiós a sus seres

queridos. Nadie pudo explicar por que causa modificó el texto.

El 7 de septiembre de 1996 en el kilómetro 129 de la ruta 12, camino a Chajarí (Entre Ríos), un camión embistió al colectivo donde viajaba. El choque fue frontal. De las veinte personas que viajaban, solo Edwin Manrique salió ileso, sin heridas. Toti y Fabricio se salvaron milagrosamente. El accidente dejo un trágico saldo: fallecieron Gilda, su madre, su hija Mariel y tres de sus músicos.

Desde su muerte muchos fans le atribuyen la condición de santa, debido a que, según ellos, realiza varios milagros. Sus restos descansan en el nicho Nº 3536 de la galería 24 en el Cementerio de la chacarita.

Gilda se ha convertido para muchos en una santa, a la cual veneran, rezan, piden y agradecen. Si bien sabemos que desde su muerte se ha intensificado aun mas estas manifestaciones, su personalidad y su musica son una combinacion de ternura, y esperanza para algunos que de una manera u otra han encontrado en ella consuelo y alivio para sus penas.

Gilda pertenece a un movimiento popular que surge en los años noventa, denominado bailanta, en donde la situacion economica y social atraviesa profundos cambios, la politica economica se debilita y el modelo neoliberal afecta a los sectores sociales medios y bajos. Debido a esto aumenta el indice de desocupacion y a su vez la pobreza. Por ende las clases populares adoptan ritmos tropicales como una manera de adquirir una propia identidad, olvidandose aunque sea por un instante de los problemas economicos y politicos.
En esa epoca surjen varios grupos musicales, cantantes, entre ellos Gilda. Es cuando comienza a ser popular y su carrera artistica da un giro poniendola en la cima del exito.

Antes del accidente modifica la letra de un tema que luego sus fans lo convertirian en un himno. Luego de su tragico final Gilda se convierte en un fenomeno religioso, su imagen y su musica, son simbolo de amor, paz y sanacion. Los mismos seguidores le adjudican milagros y la veneran tal si fuera la Virgen Maria. Crean estampas con oraciones, rosarios y medallas y diferentes objetos para expresarle afecto.
El video que se muestra a continuacion expresa de una manera lo dicho anteriormente por medio de imagenes, donde se aprecia el fanatismo y la devocion hacia esta cantante popular marcando asi una nueva era, en donde se practica un nuevo movimiento religioso, no aprobado por la santa sede pero si por el comun de la gente.

jueves, 8 de octubre de 2009

Santa Gilda

Miriam Alejandra Bianchi nació el 11 de octubre de 1961 en el barrio de Devoto, Buenos Aires. El sueño de su madre era ponerle Gilda en homenaje al personaje de Rita Hayworth en la famosa película, pero no fue posible. A pesar de esto, con ese nombre se la llamó en el hogar y luego terminó siendo su nombre artístico.
Cuando tenía diez años su padre enferma, muriendo siete años más tarde. Su madre toma alumnos particulares para sobrellevar los problemas económicos. Gilda se casó a los dieciocho años y tuvo dos hijos (una nena y un varón). Si bien su vocación original era ser pediatra, se resolvió por el magisterio y a los pocos años ya era maestra de un colegio católico. Preparaba todas las fiestas o festivales y cantaba en el escenario.
Cuando estaba por cumplir 27 años, se encuentra casualmente con Toti Giménez, un amigo de la infancia quien en ese momento estaba tocando con Ricky Maravilla. Gilda lo invitó a escucharla cantar en algunos de los festivales de la escuela y él quedando fascinado con una parodia de música de bailanta que realizó con los alumnos. Giménez le propone cultivar el género, grabaron algunas canciones e inicia su carrera en la música tropical.
Se divorció de su marido y comienza una relación personal y profesional con Toti Giménez. La rectora del colegio donde trabajaba la hace dejar su puesto y así pasa definitivamente de maestra jardinera a cantante. En 1996, año de su muerte, actuaba haciendo giras por todo el país y había actuado en Bolivia y Perú.
Cada uno de sus shows convocaba multitudes que la veneraban cada vez más. Gilda despertaba en sus seguidores mucho más que admiración, por su carisma la gente la quería tocar. Le acercaban bebés para que los curara o se hacía tocar para conseguir trabajo, a pesar de esto Gilda renegaba de sus supuestos "poderes" pero no se negaba a la gente.
Unos días antes del fatídico viaje había cambiado la letra de "No es mi despedida" que terminaría por convertirse casi en un himno para sus fans quienes sostienen que "es como si hubiera tenido una premonición". El 7 de septiembre de 1996 se trasladaba en un micro a Chajarí, un pueblito de la provincia de Entre Ríos, con ella viajaban su madre, sus dos hijos, su pareja y sus músicos. En el kilómetro 129 de la "ruta de la muerte", el micro choca de frente contra un camión de la empresa brasileña Interpress. Hubo siete muertos, entre ellos Gilda, su madre y su hija. En marzo de 2000, el conductor fue considerado responsable y condenado a prisión.

El primer "milagro"
Una gran multitud de fans se congregó en el cementerio para darle el último adiós. Cuando Toti Giménez salió del coma y se enteró de la muerte de Gilda, recordó que ella haba cambiado la letra de una canción de su próximo disco. Llamó a su representante y lo mandó al lugar del accidente a buscar un cassette dónde Gilda había grabado los cambios en forma casera. Y, según Giménez, el "primer milagro" se produjo: el cassette estaba al lado de la banquina. Fue procesado con moderna tecnología sirvió para editar el disco "Entre el cielo y la tierra".
Gilda había grabado tres discos pero hasta ese momento no había vendido más que 38.000 copias. Con "Corazón Valiente" alcanza los 240.000.

El culto
Actualmente miles de devotos se movilizan a pedirle ayuda tanto a su tumba en el primer piso, galería 24 del Cementerio de la Chacarita como hasta el Santuario levantado en Paranacito, llevándole ositos, cartas de amor, flores, cintas, dibujos, prendas, escarpines, ramos de novia y rosarios, etc. En la provincia de Tucumán, una calle de un barrio lleva su nombre, y también un barrio en el partido de Ensenada, Buenos Aires.
En el kilómetro 129 de la ruta 12, lugar dónde sucedió el accidente, alguien colocó una cruz de madera y comenzaron a llevar flores. Con el tiempo colocaron un monolito blanco que indicaba el lugar exacto de la tragedia. Desde ese momento comenzó la constante peregrinación de sus devotos. Tres cruces custodiaban la entrada y en un cartel puede leerse una frase de Oscar Wilde: "Las grandes obras las sueñan los santos locos, las realizan los luchadores natos, las disfrutan los sagrados cuerdos y las critican los inútiles crónicos."
Una vez adentro, en un sitial de honor, podían verse varias fotos de Gilda en diferentes tomas, una imagen de la Virgen de Luján, otra de la Virgen del Rosario y de San Cayetano y, también, la Difunta Correa, además de rosarios y estampitas. Desde los más variados objetos hasta decenas de flores y cartas - unas agradeciendo, otras pidiendo- se encontraban por todos lados. Pañuelos, velas, cintas de colores atadas a las barras que sostienen el techo, chapas de automóviles, un volante. Rizos, anillos, fotos, medallitas, dibujitos, muletas, audífonos, anteojos con impresionante aumento, fotos de cientos de rostros anónimos, muñecos, ositos, bicicletas, triciclos...
Tiempo después, esta primera construcción fue reemplazada por una habitación donde las ofrendas se multiplicaron indefinidamente. En su tumba del cementerio de la Chacarita pueden verse decenas de cartas pegadas en las paredes del nicho en que descansan sus restos y sus fieles hacen guardia permanente.
Paranacito. El ómnibus en que viajaba Gilda y su familia aún se conserva en el lugar.
Para todos aquellos que se acercan a Paranacito o la Chacarita, Gilda tiene poderes que los confortan y ayudan a vivir. Un libro dedicado a ella, contiene oraciones y rituales para dirigirse a Gilda y solicitarle ayuda. Oraciones para solucionar conflictos, para pedir protección, para perder el miedo, para pedir trabajo, para lograr paz y armonía, para los que se sienten solos, para el amor, para la salud, y para agradecer una ayuda recibida. Los rituales son con velas y para eso se indica el significado de los colores. Se describen los pasos de los rituales para el amor, para recibir trabajo y dinero, para la felicidad, para revertir la mala suerte, para protegerse del mal y la envidia, para la salud, y otros.
En el primer aniversario de su muerte, en la Plaza Miserere, en la ciudad de Buenos Aires, hubo una multitudinaria suelta de globos en su memoria (más de 10.000 personas). Para rendirle homenaje se organizó un espectáculo en el teatro Astros, y se armó el "Museo de Gilda" que en principio se exhibió en dicho lugar. Después de varios meses de investigación, y de consultas con amigos, se seleccionaron los elementos que sus seguidores podrán ver: El vestido de gasa azul que usó para la foto de la tapa de uno de sus discos, sus aros preferidos, su reloj, manuscritos de las letras de sus canciones, cartas. Fotos de infancia, de su actuación como maestra, fiestas de sus hijos. Material gráfico de su carrera como cantante, y otros recuerdos. La idea fue que se mostrara en el teatro Astros, y hasta que encuentre un lugar permanente, que sea una muestra itinerante por distintas localidades del país.

El Culto a Gilda: Santos populares

Está visto y comprobado que ser Popular y morir joven, es un posible pasaporte a futuro Mito. Pero ser Popular, morir joven y además ser lindo y carismático, ya otorga un diploma de Mito inmortal seguro.Si además, quien se convertirá en Mito inmortal seguro, murió bajo circunstancias trágicas o que la gente considera injustas o dudosa, nace un ícono eterno, venerado, inolvidable y atesorado en la magia de la leyenda y el misterio.



Santos oficiales y santos populares

Para la Iglesia Católica una persona es santa cuando ha alcanzado la gloria y así lo determina una sentencia solemne del Romano Pontífice. Se trata de un largo y minucioso procedimiento exclusivamente reservado a la Santa Sede y que se conoce como canonización. El elemento fundamental para que la Iglesia proceda son los milagros y la Congregación para la Causa de los Santos integrada por Cardenales, Arzobispos, Obispos y numerosos especialistas son los que designarán venerables, beatos y finalmente santos.
En el Vaticano, la Congregación para la Causa de los Santos, integrada por veintitrés miembros de la alta jerarquía eclesiástica, más un promotor de la fe, seis relatores y setenta y un consultores (médicos de distintas especialidades, historiadores y canónicos) deberán estudiar científica y jurídicamente las pruebas sobrenaturales. Si los dos tercios de la Congregación lo avalan (el Papa da la última y definitiva palabra), el candidato se convierte en
venerable. De comprobarse un milagro, en beato. Y si se demuestran dos milagros, el candidato es declarado santo. Un santo es un modelo que Dios les ofrece a los hombres.
Pero, por otra parte, existen las canonizaciones populares que Susana Chertudi y Sara Newbery en su libro "
La Difunta Correa" (1978) las definen como aquellas que tienen por objeto de culto personas que han sido santificadas por el pueblo, es decir, que en el proceso de canonización no ha intervenido la Iglesia Católica como institución. Félix Coluccio, por su parte, considera que "la religiosidad popular, no siempre respetuosa de la ortodoxia romana, suele canonizar de hecho a personas reales e incluso imaginarias, a las que la tradición oral adjudica la realización de verdaderos milagros. La Iglesia, desde luego, reprobó siempre estos hechos". Pero el problema es complejo, "lo que frecuentemente se designa como superstición es una auténtica manifestación religiosa" (Coluccio 1995).
Para un creyente no existe diferencia entre los santos oficiales de la Iglesia Católica y los canonizados por él mismo. Todas son personas que hacen milagros, que interceden por él, que están cerca de Dios, que reciben ofrendas y a quienes se les hace promesas que hay que cumplir. La devoción se manifiesta de la misma manera: se reza, se toca y se besan las imágenes milagrosas; se realizan peregrinaciones hasta el lugar donde están enterrados los restos, se encienden velas, se llevan flores, se dejan exvotos y se cumplen promesas tales como subir de rodillas las escaleras del lugar sagrado.
La diferencia entre el culto que se rinde a los santos oficiales y a los populares reside que el primero se manifiesta a través de reuniones tanto de tipo espiritual como social como ocurre en la fiesta de San Roque en la ciudad de San José (Catamarca) o para el 8 de diciembre, día de la Virgen, en Fuerte Quemado (Catamarca). La gente abandona su rutina diaria, asiste a Misa, participa de procesiones organizadas y luego acude a la feria donde puede adquirir comidas y bebidas regionales, artesanías, y cantar y bailar hasta el amanecer.
Por su parte, la veneración tributada a los santos populares es más individual que social. Es un culto de promesas, de visitas solitarias al santuario o cementerio donde se encuentra enterrado. En general no presentan demostraciones colectivas organizadas aunque existen días de mayor concurrencia como la fecha de nacimiento o muerte del santo y el Día de Difuntos, y se observa una mayor necesidad de dejar testimonio escrito de los favores recibidos a través de placas de agradecimiento.
Otra diferencia importante es que los Santos oficiales son gente que vivió distante en tiempo y espacio, con costumbres y creencias completamente distintas a quienes ahora los veneran y que rara vez conocen quiénes fueron realmente. En cambio, las personas canonizadas por el pueblo vivieron dentro de su marco geográfico, descienden de alguna familia del lugar, tuvieron sus mismos problemas, necesidades y angustias; eran como el hombre común pero diferenciándose por una aureola de santidad adquirida por el sufrimiento de una muerte violenta, por una vida sacrificada o por ser una víctima inocente.
Un aspecto importante para resaltar es que, para el creyente, no hay contradicción entre creer en un santo popular y continuar siendo un cristiano practicante. Se puede asistir a Misa, bautizar a sus hijos, confesarse, comulgar y honran a sus santos no oficiales junto a las imágenes de Cristo, la Virgen y los santos de la Iglesia.
Existen dos rasgos comunes en esta clase de santos populares. El primero es que la muerte los sorprende en plena juventud, y el segundo son sus circunstancias extraordinarias: asesinatos, accidentes o después de un sufrimiento intenso. Las muertes trágicas se consideran signadas con un sello divino. El sufrimiento es un elemento purificador que borra todos los pecados como a los mártires. La idea de la elevación luego de un profundo padecimiento, no buscado sino sobrevenido y llegado de afuera, lleva implícita la idea de purgatorio. El alma así purificada se eleva a la santidad.
Otra categoría de santo popular es la integrada por sanadores, líderes iluminados y carismáticos a quienes se le adjudicaron poderes extraordinarios en vida y que se considera que dichos poderes continúan aún después de la muerte física. Los más conocidos son
Pancho Sierra, la Madre María y el Padre Mario. En este caso a Gilda, antes de su muerte, ya la consideraban portadora de un poder o carisma especial, el cual ella negaba por su gran humildad. Entre los relatos de los entrevistados en el libro “Símbolos y fetiches religiosos” de Pablo Francisco Di Leo, se encuentra el relato de Carlos Maza (persona que construyó el santuario y seguidor de Gilda), quien nos cuenta una anécdota de la cantante… “Gilda en vida estaba sabiendo lo que iba a suceder. Yo tengo casete donde a ella le hacen reportajes y todo lo que ella hablaba hoy está sucediendo. Todas las letras que hizo, si uno presta atención a las canciones que hizo ella, se está refiriendo a lo que está pasando. Por eso digo, no es que esto haya pasado ahora… En Perú, hubo un vidente donde a ella le dijo que tenía un don que lo tenía que aprovechar en vida. Ella se mataba de la risa, no lo creía. Así que empezaron a pasar cosas, con sólo la mirada de ella, con sólo la tocada de alguien a ella. No sé si se enteraron del caso de la nena que lloraba para que le toque la cabeza… Bueno ante esto hay chistes y cargadas de los compañeros. Cuando la nena lloraba para que le toque la cabeza, los chicos le decían: “Flaca, canta mejor porque los chicos están llorando”. Y era la nena que tenía la madre enferma. Y ella misma la había sanado con sus canciones. Por eso te digo: todo en vida”. (Carlos Maza, abril de 1999). Después de la muerte de Gilda, estos poderes que le adjudicaron en vida se acentuaron, la gran difusión en todos los espacios de comunicación originó un mayor conocimiento y nuevos seguidores que la veneraron como “santa”. Cierro con este tema dejando un corchete abierto para analizar la próxima… Muchas veces la muerte de personas populares la utilizan para materializar la fe, la comercialización fue la única que ganó luego de su muerte. Están quienes aman a Gilda que la siguieron tanto en vida como después de su trágico accidente, los curiosos o visitantes, que de vez en cuando escuchan un CD, o van al santuario con la intención de conocerlo, fotografiarse o llevarse algún recuerdo de su visita y en tercer lugar están las empresas y medios de comunicación que utilizan su muerte como forma de comercio (ventas de miles de CD, varios programas de televisión, remeras con su imagen, pósters, etc.)